Ahogándose con espumante en una copa de margarita


Esta imagen es un recuerdo extra bruto del triste día que salvé a Bryan Ferry, que estuvo a punto de aterrizar en la calle 42 East desde la cima del plateado Chrysler. Calculale mediados de los 70. No sé si era invierno o es lo frío que estaba el champagne. ¿Qué hice? Traté de decirle a Bryan que se estaba ahogando en un vaso de agua con su mal de amores. Entonces le bajé la metáfora a lo visual: me metí en su copa de champagne. No es fácil salir de una de esas que no son de champagne, sino de margarita, pero que los suicidas usan para champagne: ¡ojo, que de esas copitas no podés salir! Ya sin respiración, comprendí que ahogarme en champagne no era ni una gota más digno que ahogarme en agua de estanque: como dijo House, no existe ni una sola muerte digna. Ferry estaba devastado porque Jagger le había quitado su gran amor -Jerry Hall-. Pero eso no le impidió salvarme un segundo antes de morir. ¡3:35 minutos! Uno más que durara She’s Leaving Home y no estaría aquí para contarlo. Gracias Paul, por no zarparte con un tema de 3:36. La canción termina. El piano cae por el Chrysler. Aplasta un taxi amarillo. Ferry oye el estruendo. Decide no dar el salto final. Luego me saca de la copa como se saca una simple aceituna... y le empieza a dar parejo al espumante. Esa noche sobre-bebimos.

No hay comentarios: