Las manos en el fuego de los sixties


Una lástima cómo se fue apagando la llama de los 60. Me quemé las manos tratando de proteger la llamita para que el viento no se la llevara. Pasa que el viento de Vietnam, los nuevos vientos que venían con Nixon, el portazo de Lennon, que hicieron tanto viento… terminaron apagando la llamita de los 60. Cuando ganó Nixon, dije: pero escuchame una cosa, tanto esfuerzo para esto. Tanto esfuerzo y lo votan a Nixon. ¿Y nosotros, el resto del mundo, qué? ¡Vamos a terminar escuchando sambas, flamenco y bossa-nova! ¡Toda esa generación universal, que quería romper con las distancias geográficas, con las fronteras, etc, y terminan votándolo a Nixon. Es como que un día tu primo revolucionario te dice que quiere ir a tomarse un fernet a Palermo Queens. Escuchame una cosa ¡cuántos pósters de los Stooges, cuántos consejos, cuántas correrías por los bares de occidente y terminamos acá! Cada vez que escucho a los Jefferson Airplane parece como si regresara ese espíritu de rebelión, esa cosa entre pacifista y militante que tenían. Epoca de folk en San Francisco, época en que sentíamos que hacer música era un modo literal de cambiar el mundo. Yo escuché esta canción “Volunteers” y dije: ¿dónde está el patriarca así vamos a derrocarlo? Le llegó el otoño. Gabo, dale.

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