Ser aplaudido en japonés no es truco barato


Es cierto que nadie es profeta en su tierra, pero es cierto al principio. Si te rendís. Porque si te va mal donde naciste, pero te tomás revancha conquistando otros lugares, el eco que produce lo que hacés afuera termina volviendo como un boomerang y golpeando a todos los ex compañeritos de secundario, que te hacían el sungutrule y el fútil juego del agáchate Cleto. Esto le pasó a muchos que se fueron con la cola entre las patas y volvieron exitosos, como Julio César, a quien no le dan bola en Roma, se va de gira por la Galia, y cuando vuelve, sus compatriotas no tienen otro remedio que recibirlo en una alfombra de pétalos de rosa. Esto les pasó a los Cheap Trick, una banda que hoy mirás atrás y decís ¿cómo puede ser que a éstos nos los hayan ninguneado… con la energía que tienen?. Pero pasa. Los Cheap Trick no eran un truco barato, pero parecían meados por los perros: tres discos habían sacado, pero no pasaba naranja. Esto va de consuelo para las bandas que hasta la fecha haya sacado tres discos sin pena ni gloria: ojo, que puede que la cuarta sea la vencida. Les pagué un viaje a Japón en turista, los grabé en vivo, con aplausos en japonés, y así les aseguré un regreso con gloria. Ni a Douglas Mac Arthur le fue mejor.

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